Datos
La lengua del imperio de nuestros días está cifrada en estadísticas, en ríos de datos fluyendo por redes de energía y siliconas, sales: que acumulan reglas y multas y cárcel a los que van en contra del imperio y a nuestra forma establecemos formas de resistirnos a esa lengua: a veces nos sale a veces
no.
El imperio habla en monedas y talentos que absorben y cercan ríos que destrozan territorios y extraen minerales y ríos y personas: que disuelven, trozan y acumulan. Intervienen procesos
metabólicos: sustraen.
Acumular es una lengua imperiosa.
Competir es una tarea imperial.
Imponer es la masmédula de esto que hasta ahora vislumbro como lengua imperial inserta y dolorosa: aguda, punzante: imponer es una forma de dolor que se introyecta y envenena.
Hace pensar en sustracciones.
Hay algo que requerimos conocer. Hay algo que es preciso comprender y amar. Hay algo ajeno que debe ser soltado.
Soltemos lobos.
Soltemos la idea de que estamos solos.
Esta noche a dieciséis kilómetros de distancia en el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía las células de la maestra Olmedo se debaten entre el sueño de devenir células o dormir profundamente; no podemos acompañarlas.
Lenguaje
No hay hora ni lugar ni espacio en que no anduviera buscando un
lenguaje hecho de manos y viento y nutrientes; en que no estuviera
investigando una forma redonda y conveniente de nutrirlos
de acompañarlos
de estar:
crecer en compañía
piedras
El padre de mi padre es el punto alejado en el mapa hacia el
que quisiéramos conducir para saber algo.
Algo queremos saber, pero todavía no sabemos qué.
Sabemos que hay una distancia que se nos escapa en palabras
pesadas como piedras: prieto, negra, choco, rene, more,
palabras piedras: saltapatrás, cambuja, prieta:
marcas que definen las distancias entre entrar a un sitio,
posar para una foto,
hacer un viaje,
acomodar las piedras,
conducir un auto propio,
trazar otras rutas en los mapas:
acumular resentimientos, olvidos,
desventuras: piedras sobre piedras.
Una vez nos quebraron los cristales de las ventanas.
piedras
Una vez nos dijeron que no podíamos entrar a ese
restaurante.
piedras
Una vez éramos los únicos que no servíamos en un coctel
de la embajada y las personas que servían nos miraban
extrañadas.
piedras
Una vez no compramos el suéter de lana en una
boutique porque el vendedor no dejaba de perseguirnos
inquisitoriamente.
piedras
Una vez que fueron muchas se nos llenó el buche de piedritas
y con ellas levantamos una casa.
Y esa casa se convirtió en un punto de arranque desde donde
recorrer y desbaratar una serie de distancias.
Maricela Guerrero (Ciudad de México, 1977)
Escritora y poeta. Maestra en Letras Latinoamericanas por la UNAM y licenciada en Letras Hispánicas por la UNAM. Ha publicado en revistas como Letras Libres, Luvina, Revista El Humo y Tierra Adentro, entre otras. Ha sido traducida al sueco, inglés, alemán entre otras lenguas.
Dos veces ganadora de la beca para Jóvenes Creadores del FONCA (2008 y 2010). Desde 2018 pertenece al Sistema Nacional de Creadores de Arte. Entre sus últimas obras figuran El sueño de toda célula (Ediciones Antílope, 2018), Distancias. de los caprichos de tu corazón (UNAM, 2021), A río revuelto (Aguaviva ediciones, 2022), A río revuelto (UANL, 2022).

