Alejandro Pedregal | Evelia: Testimonio de Guerrero

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Alejandro Pedregal


SOBRE EVELIA: TESTIMONIO DE GUERRERO

Contra las acciones ilícitas de las compañías mineras, el Ejército y las instituciones; contra la intimidación y el sexismo en su propia sociedad, Evelia Bahena García ha mantenido una intensa lucha por proteger el patrimonio natural de su comunidad. Esta historia recoge el testimonio de Evelia, como puntal de una genealogía de luchadores sociales que han visto detrás de las reformas legislativas y económicas, del manejo de la ignorancia y del uso de las fuerzas armadas para fines privados, el abuso a los comuneros y la destrucción de la naturaleza. En la extracción tóxica de oro en Guerrero, en la maquinaria masiva, se muelen restos arqueológicos y el futuro de un territorio fértil, pródigo en su flora y fauna. A través de este relato, con prosa documental, se expone también una denuncia contra los vínculos existentes entre las corporaciones multinacionales, el crimen organizado y las autoridades estatales. El testimonio de esta mujer, defensora social, guía la investigación de una realidad siniestra que hunde sus raíces en la historia de México y en su relación inicua con Canadá y Estados Unidos.


EXTRACTO

Del Capítulo 1 de Evelia: testimonio de Guerrero

“Yo existía como él quería que yo existiera”

Nos separa una mesa de madera. Coloco mi cámara. Rec. Mi grabadora. Rec. Hago claqueta y me siento frente a ella. “Me inicié en apoyo de mi papá, porque la lucha la empezó él”, dice Evelia de sus primeros pasos en el activismo social en Guerrero, que le ha llevado a forjar su actual notoriedad dentro de su comunidad. Nació en Iguala hace treinta y nueve años y creció en Cocula, pero con apenas dos años cruzó la frontera norte de manera ilegal con sus progenitores, sus hermanas —Indira Jazmín y Seija, que tenían seis y cuatro años, respectivamente—, y su hermano Jeese, de siete meses. Su papá, Evelio, había decidido llevarse a toda la familia a Houston. Buscaba, como tantos mexicanos, una mejor vida en Texas. Allí se gestó otra hermana: Virginia. Después de dos años en Houston y otros tantos en Chicago, la familia regresó a México para instalarse en Tamaulipas, donde vivían varios hermanos del papá. Algunos de éstos abusaron durante años de una de sus hermanas. Cuando aquello se descubrió, la pasividad de Evelio llevó a una traumática separación. La mamá, Eduwiges, se llevó a todos sus hijos de vuelta a Cocula. Evelia estaba por cumplir diez años. Su padre se fue a Estados Unidos una vez más hasta que, un año más tarde, volvió para reconciliarse con su mujer. “Ahí viene mi hermana la más chiquita: Blanca Amy. Después de eso, mi papá se fue otra vez al Norte y ya no volvió”.

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