Mandril

FOTO: FRANCISCO OVANDO

[ Suomi ]

Rodrigo García Bonilla



Sinopsis de Mandril

Mandril es un bestiario en tres actos. Entre la risa y el dolor intercede la máscara de un mandril, prisionero de un circo, que habla sobre la conducta de las bestias y la bestialidad del hombre. 69 piezas conforman este libro de carácter imaginativo y reflexivo, que se inclina hacia el ensayo, la narrativa breve y el poema en prosa. El primer panel del tríptico, “Mandrillus Sphinx”, muestra las modulaciones de la máscara del mandril en tanto simulacro de voz. El segundo, “Bestias”, presenta una serie de animales que se definen unos a otros por medio de confesiones. El tercero, “Circo”, concatena varias tragedias circenses, a partir de una refundición de sucesos reales. En este libro se anudan piezas breves que se tensan entre la ficción y la no ficción; de esta manera, mezcla diversos géneros prosísticos para hablar sobre la región donde lo humano y lo animal se confunden.

Mandril [fragmento]

Mandrillus Sphinx

Me compraron para excitar. El circo se mueve por desequilibrios. ¿No vienen aquí a observar, unos, los felinos colosales, y otros, a las trapecistas? Pura posibilidad de sangre y de belfos. Puras ansias de hocico y derrumbe. Puro deseo de que se exciten los leones de su modorra y traguen al menos la cabeza del domador. Y mírate aquí, puberto: te traen tus padres a la función más nocturna del domingo. Ya te llevaron en la mañana a tragar hostia sosa, que se te amasó en las cuencas de los molares y se te untó al paladar, y tocaste la mano de todos los vecinos de tu reclinatorio y se dieron paz, paz, paz, y te hicieron creer que ya estabas puro, aunque el padre no te hubiera convidado de su cáliz. Nuestro rito echa mano de otras uvas. Nos han capturado para que te purguemos de tus gruesos barrotes. Las esfinges de África no somos aladas. No la esfinge ática que liquidó el rey del incesto, sino pura bestia terrena. Al menos me hubiera tocado su genio. Sólo recibí los enigmas de la mujer y la pelambre del león. Aborto de melena y pintura. Al menos su vulva, al menos sus garras. Pero de todos modos es necesario ser activo en el circo o inasible. Entre más viril, más me asemejo a sus hembras. Gruño, iracundo, en brama, y me brota la violenta coloración. ¿Qué bestia es al mismo tiempo el león y su presa? ¿A qué bestia se le maquilla la melena amarilla cuando más ganas tiene de trizar las membranas a gritos, a gatas? En cuatro estaba cuando me vieron aire de esfinge y a fuerzas los cazadores me dejaron hecho un ardid.